[En Directo] 22/08/96 09:00 hrs. 'Marca Ejército Zapatista el recomienzo de la historia' [foto] * El historiador español impartirá hoy, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la conferencia 'Del paradigma de los historiadores del siglo XX al paradigma del siglo XXI: ¿Qué historia para el nuevo milenio?' MEXICO.- El alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional proporcionó a los académicos europeos el argumento definitivo para enfrentarse al "fin de la historia", opina Carlos Barros. "La rebeldía del hombre indígena por conquistar un mundo mejor significó el recomienzo de la historia y rompió con la idea de progreso, al surgir del pueblo marginado el espíritu de lucha por recuperar una sociedad justa". Presente en México para impartir la conferencia "Del paradigma de los historiadores del siglo XX al paradigma del siglo XXI: ¿Qué historia para el nuevo milenio?", que inaugura hoy el diplomado internacional "Corrientes, temas y autores de la historiografía del siglo XX", el historiador español, especialista en teoría y metodología de la historia, considera que la acción del EZLN puede ayudar a comprender "cómo escribir la historia del siglo XXI, cómo utilizar el conocimiento del pasado para ayudar a la sociedad a encontrar un mejor futuro". De su visita al País, el académico de la Universidad de Santiago de Compostela rescata dos enseñanzas fundamentales: la existencia de una historiografía "que comienza a pensar por sí misma", y un dinamismo social que le hace recordar la España en transición de los 70. "Cuando luchábamos contra la dictadura, reconsiderábamos la manera de escribir la historia; lo sugerente de la realidad mexicana hace desear que de la transición política salga un régimen plenamente democrático que, al mismo tiempo, traiga aparejada una renovación historiográfica del mundo académico que ayude a los europeos a entrar al siglo XXI", indica el coordinador del coloquio Historia a Debate, celebrado en 1993 en Santiago de Compostela. En la época actual, la comunidad internacional de historiadores vive inserta en una "realidad policéntrica", lo que ofrece a los estudiosos latinoamericanos y españoles la oportunidad de "pasar de la fase de seguidismo a la vanguardia de los países más avanzados económica y culturalmente" --Estados Unidos, Francia, Inglaterra--, constituyendo un eje histórico iberoamericano que permita reforzar las respectivas historiografías. "Podemos encontrar preocupaciones comunes en la medida que desarrollemos la autorreflexión. Una vez que sepamos a dónde vamos como comunidad científica, lo importante es descubrir a dónde queremos ir; si se vence el dogma positivista de que la teoría no es propia de la historia, podremos tomar nuestro destino en las manos y luchar por el futuro de la disciplina". Un futuro que, indica Barros, se ve amenazado en Europa por la falta de jóvenes interesados en el estudio de la historia, consecuencia del auge de los valores neoliberales. "No dramatizo cuando hablo de la necesidad de retomar el compromiso del historiador con la sociedad para que la gente comprenda la utilidad del conocimiento de la historia. Humanidad y neoliberalismo se contradicen, y si se permite que la educación sea regida por el mercado, desaparecerán las licenciaturas que no encajen en la ley de la oferta y la demanda". Un país sin historiadores, advierte Barros, termina por perder su identidad. "En Europa se está perdiendo el anclaje del académico con lo social. Resulta necesario explicar a los jóvenes que el conocimiento del pasado puede ayudarnos a comprender y criticar el presente, y construir el futuro, entender que existe un futuro, que la historia de hoy no es la de mañana, que hay futuros alternativos, caminos que permitirán revitalizar la historia como disciplina. Concretamente, propongo estudiar el pasado para luchar por el futuro, una lucha que debe ser punto de partida para criticar el presente". El paradigma historiográfico, entendido como el conjunto de valores y creencias que comparte una comunidad científica, atraviesa una crisis alimentada por el positivismo, que niega cuestiones fundamentales como la construcción de una teoría o el compromiso del historiador con la sociedad, afirma Barros. "Las escuelas vanguardistas del siglo XX, el materialismo histórico y Annales, permitieron que la historia fuera reconocida como una ciencia social. A partir de los 70 se dio una vuelta al sujeto, presente en los últimos avances historiográficos --la historia de las mentalidades, de la cultura, y la microhistoria--, pero para resolver la crisis de la escritura, debemos recoger de cara al siglo XXI estos avances y sintetizarlos con los paradigmas surgidos después de la segunda guerra mundial, conseguir la fusión entre la historia objetiva de los años 50, conocida como historia económico-social, y la historia subjetiva última, para que la historia global no sea un horizonte utópico, sino un principio básico". Así, recapitula Barros, la historiografía del siglo XXI debe retomar de las corrientes de Annales y el materialismo histórico el paradigma del compromiso del historiador con la sociedad --que en Europa desapareció en la década de los 80 y en América Latina persiste en investigadores como Antonio García de León--, la ambición de una historia global --no fragmentada-- y una síntesis creativa de la historia objetiva con las últimas tendencias de tipo subjetivo. -------------------------------------------------------------------------- Copyright © 1996. EN DIRECTO - All Rights Reserved